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Historia de una batalla en Cali: ¡GUERRA EN LA LUNA!

Hotel La Luna, incendiado durante los enfrentamientos entre el Esmad y los manifestantes del Paro Nacional. 

 

 

 

Textos y Fotos
Alianza
Diario La Razón 
Primicia Diario
La calle 18 con autopista, sector conocido como la Luna, parece un paisaje estelar. Toneladas de roca esparcidas por las calles dan cuenta de la intensa batalla que se vivió en la noche del 3 de mayo cuando enfurecidos manifestantes echaron fuego al emblemático hotel porque allí los policía del Esmad tenían el armamento utilizado para enfrentar las refriegas.
Desde temprano se inició la batalla campal en la cual los policías buscaban restablecer el orden alterado por un grupo numeroso de jóvenes que protestaban por las medidas económicas del gobierno. Piedras surcaban el aire enrarecido y golpeaban los cascos y escudos de los policías. Un vídeo subido en las redes mostró como de una tanqueta de la policía, varios uniformados sacaban presurosos algunos elementos para dejarlos dentro del hotel. Los manifestantes aseguran que eran elementos explosivos que fueron activados por los mismos policías generando el incendio.
Las autoridades señalan que el incendio fue provocado por los llamados anarquistas que luego de una tregua mientras una comisión de la ONU verificaba sobre el terreno lo que estaba ocurriendo prendieron fuego contra el hotel en represalia porque en su interior fueron alojados los policías llegados desde otras ciudades del país para enfrentar las alteraciones del orden público.
En su interior se encontraban algunos huéspedes atrapados en la trifulca, entre ellos, el Carlos Peralta Usa, el Rey de las Tutelas, quien acudió ayer temprano para recoger sus pertenencias pues estaba allí con sus hijos y le tocó salir corriendo para no morir calcinado. Peralta vestido de blanco, con los brazos dirigidos hacia el cielo, gritaba y lloraba por la desgracia ocurrida. Recordó que durante 15 años fue portero y mesero en el hotel La Luna, empresa por la cual guarda especial afecto y no le parece justo que la hayan incendiado.
La gente y vecinos del barrio Junin, silenciosamente comenzaron a limpiar las calles de las toneladas de piedra arrojadas en aquella batalla campal. Muchos agradecieron a Dios que la calma regresó hacia la media noche, cuando los uniformados se fueron sus escudos y armas para Siloé. Vivieron lo que fue una de las batallas más grandes en la historia de la ciudad de piedras contra armas.
Una mujer, no obstante su avanzada edad, salió a colaborar en la limpieza de su barrio
Exhaustos los vecinos anhelan que este hecho no se vuelva a repetir en la amada Cali
La unidad Móvil de La Razón, en el teatro de los acontecimientos