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Nadie protesta: UN PRESUPUESTO DE ESPALDAS A LAS NECESIDADES DE LOS COLOMBIANOS

El Congreso aprobó el presupuesto nacional hoy cuestionado.

 

 

 

Bernardo Ordóñez Sánchez
Es inadmisible la aprobación del Presupuesto General de la Nación por parte del Congreso de la República. En estos momentos el país exige más asistencia social e inversión a largo plazo. El gobierno de Duque vuelve a mostrar, una vez más, que actúa al servicio de intereses particulares y politiqueros: no hay un proyecto de ahorro, planeación seria, inversión productiva. Es un presupuesto destinado a la politiquería.
Duque hace pasar por históricas inversiones sinuosas y maquilladas a su antojo. Aprovecha que en este país pocos saben de guarismos para jactarse del supuesto auge de la economía. En realidad, la reactivación y el crecimiento de esta es una ilusión. Hay que esperar su desarrollo en los próximos años.
El Ministerio de Cultura pierde un 20 %  de inversión, así como el Ministerio de Comercio ( -1%). En estos momentos es clave auspiciar proyectos artísticos que involucren artistas jóvenes y de todo el país. Un país que apoya su cultura y el talento de su población es uno que ataca la raíz del desempleo y la delincuencia prematura. Un país que le resta inversión al comercio pierde de vista que el turismo es un sector fundamental para el crecimiento económico e intercultural de muchas regiones.
Ni hablar del Ministerio de Ciencia y Tecnología, el último en la lista, con cerca de $330 mil millones. Las clases virtuales mostraron las abismales brechas digitales que persisten en Colombia. Docentes y alumnos se quejaban por igual: a ambos les cuesta adecuarse a estas herramientas tecnológicas. Carecemos de una infraestructura digital sólida y amplia. Duque, en lugar de buscar soluciones que erradiquen el analfabetismo digital, le resta valor. No se puede explicar esto.
La inversión a la Registraduría Nacional es entendible, dado que se aproximan las elecciones.
Es triste repetirlo, pero se sigue privilegiando más la guerra que la asistencia pública que los colombianos más desfavorecidos y golpeados por una pandemia que aún no se acaba. A estos atropellos hay que sumar la aprobación que elimina la Ley de Garantías, sin duda una bofetada a la democracia. No hay reglas que garanticen la igualdad en las condiciones de los partidos, con lo cual los electores no podrán gozar de una variedad amplia y variopinta al momento de sufragar. La democracia consiste en una contienda en divergencia de perspectivas, pero en condiciones iguales entre contendores. De esa forma, en cambio, se privilegia una democracia al servicio del poder.

El Congreso, que debería actuar como representante de la ciudadanía, opera como un notario sumiso y acrítico, cuyos únicos intereses son los que más le convienen. No hay distinción de poder, ni una oposición seria. Quedará para la historia de la nación esta falta de apoyo y solidaridad a un pueblo quebrado y flagelado por la contingencia sanitaria. La inasistencia al desempleo juvenil que clama soluciones. Duque es joven, pero la juventud no halla ninguna representación en él. Duque es presidente, pero los colombianos no se sienten representados por un jefe de Estado.