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Papa Juan Pablo I: RECIBIRÁ BEATIFICACIÓN

Papa Juan Pablo I

 

 

 

El Papa Francisco autorizó este 13 de octubre a la Congregación para las Causas de los Santos a promulgar el decreto que reconozca un milagro atribuido a la intercesión de Juan Pablo I, un Pontífice que ha permanecido en el corazón de la gente.

Se trata de la curación de una niña de once años en Buenos Aires el 23 de julio de 2011, que padecía «encefalopatía inflamatoria aguda severa, enfermedad epiléptica refractaria maligna, shock séptico» y que para entonces estaba al final de su vida. El cuadro clínico era muy grave, caracterizado por numerosas crisis epilépticas diarias y un estado séptico causado por una bronconeumonía. La iniciativa de invocar al Papa Luciani la había tomado el párroco de la parroquia a la que pertenecía el hospital, del que era muy devoto.

Se abre así el camino para la beatificación del Pontífice veneciano y ahora sólo se espera la fecha, que será fijada por Francisco.

Nacido el 17 de octubre de 1912 en Forno di Canale (hoy Canale d’Agordo), en la provincia de Belluno, y fallecido el 28 de septiembre de 1978 en el Vaticano, Albino Luciani fue Papa durante sólo 34 días, uno de los pontificados más cortos de la historia. Era hijo de un obrero socialista que había trabajado durante mucho tiempo como emigrante en Suiza. En la nota que le escribió su padre, dándole el consentimiento para entrar en el seminario, se lee: «Espero que cuando seas sacerdote, estés del lado de los pobres, porque Cristo estuvo de su lado». Palabras que Luciani pondría en práctica a lo largo de su vida.

Tras la publicación de la encíclica Humanae Vitae, en la que Pablo VI declaró moralmente ilícita la píldora en 1968, el obispo de Vittorio Veneto promovió el documento, adhiriéndose al magisterio del Pontífice. Pablo VI, que tuvo la oportunidad de apreciarlo, lo nombró patriarca de Venecia a finales de 1969 y en marzo de 1973 lo creó cardenal.

Luciani, que eligió la palabra «humilitas» para su escudo episcopal, es un pastor que vive con sobriedad, firme en lo esencial de la fe, abierto desde el punto de vista social, cercano a los pobres y a los trabajadores. Es intransigente cuando se trata de la utilización sin escrúpulos del dinero en detrimento del pueblo, como lo demuestra su firmeza durante un escándalo económico en Vittorio Veneto en el que está implicado uno de sus sacerdotes. En su magisterio insiste especialmente en el tema de la misericordia.

En Venecia, como Patriarca, tuvo que sufrir mucho por las protestas que caracterizaron los años posteriores al Concilio. En la Navidad de 1976, en el momento de la ocupación de las fábricas del polo industrial de Marghera, pronunció unas palabras todavía muy actuales: «Hacer alarde de lujo, despilfarrar el dinero, negarse a invertirlo, robarlo en el extranjero, no sólo constituye insensibilidad y egoísmo: puede convertirse en provocación y acumular sobre nuestras cabezas lo que Pablo VI llama ‘la ira de los pobres con consecuencias imprevisibles».

Comunicador, escribió un exitoso libro titulado «Illustrissimi», con cartas que escribió e idealmente envió a los grandes del pasado con juicios sobre el presente. Concedió especial importancia a la catequesis y a la necesidad de que quienes transmiten los contenidos de la fe se hagan entender por todos.

Tras la muerte de Pablo VI, fue elegido el 26 de agosto de 1978 en un cónclave que duró un día.

El doble nombre es ya un programa: al unir a Juan y a Pablo, no sólo ofrece un homenaje de gratitud a los Papas que lo quisieron como obispo y cardenal, sino que marca un camino de continuidad en la aplicación del Concilio, cerrando el paso tanto a los retrocesos nostálgicos en el pasado como a los saltos incontrolados hacia adelante.

Murió repentinamente la noche del 28 de septiembre de 1978. Lo encontró sin vida la monja que le llevaba el café a su habitación cada mañana. En pocas semanas de pontificado, había entrado en el corazón de millones de personas, por su sencillez, su humildad, sus palabras en defensa de los últimos y por su sonrisa evangélica.

La fama de santidad de Albino Luciani se extendió muy rápidamente. Muchas personas le han rezado y le rezan. Muchas personas sencillas e incluso todo un episcopado -el de Brasil- han pedido la apertura del proceso que ahora, tras un meditado proceso, ha llegado a su conclusión.