Opinión, TOP

LA VIDA EN COLOMBIA ES UN CARNAVAL

Carnaval 

 

Néstor Raúl Charrupí

La vida es un Carnaval reza uno de los temas más emblemáticos de la fallecida cantante cubana Celia Cruz. En efecto reímos, jugamos, cantamos, gozamos de un lado; pero desafortunadamente también, lloramos, peleamos y sufrimos de otra manera, dos caras de la misma moneda.
Al finalizar el 2021, quizás por la euforia de las fiestas pretendimos olvidarnos de las tragedias, o mejor volverlas tragicomedias, prefiriendo hacer subliminales e hipotéticos concursos entre los números perversos mandatarios de la fauna palaciega colombiana. Por ejemplo: cual había sido el peor presidente de la historia de Colombia; José Manuel Marroquín, el que se dejó robar Panamá mientras hacia una poesía: «La Perrilla»; Andrés Pastrana Arango el que le entrego la mitad del país a la güerilla, «sin ton ni son», e hizo acuerdos subrepticios con la Mafia y culpo de ello a otro expresidente; o Iván Duque Márquez, el cínico, presidente que llego al poder en nombre ajeno, quien termino haciendo una desastrosa gestión en todos los ámbitos gubernamentales; y tiene el irónico descaro de considerarse: «auto» perfeccionista.
Ahora nos toca enfrentarnos, ya en la realidad, con este 2022 el cual no lo hemos iniciado bien, a más de evitables asesinatos, lo de Arauca es inadmisible, se suman masacres y selectivos homicidios de líderes sociales, como si fuesen parte del paisaje colombiano.
Sin embargo, para tornar más espeluznante el panorama de los malos augurios, la mala sombra sigue proviniendo de ese mortal Corona virus, que de paso nos está cumpliendo dos años largos y amenazando a toda la humanidad.
En el primer semestre del presente año se elegirá presidente de Colombia y Congreso, del presidente que escojamos dependerá la suerte de Colombia, horriblemente manejada por Duque en lo interno y externo, dejando ingratamente como recuerdo de su gobierno una estela de muertes violentas, en las protestas del 2020 y 2021, además de mutilados y jóvenes con un solo ojo.
Desafortunadamente el asesinato de líderes sociales y las masacres siguen siendo las noticias diarias más importantes. Narcotizo nuevamente las relaciones diplomáticas con los Estados Unidos y además, se mostró el nombre de Colombia como abyecto y obediente; con el principal vecino Venezuela, nos entrega unas relaciones políticas vuelta añicos, con una constante e innecesaria pugnacidad, pretendiendo además engañarnos con señuelos o «embelecos inventados»: como los de un «presidente» Guiado.
El resquebrajamiento del poder judicial está al orden del día, puesto en tela de juicio a diario por funcionarios públicos desafiantes, incluido expresidente, a más el fomento de un patético y amanuense poder legislativo. Y para tornar aún más inviable el país, casi todos los organismos de control cooptados vergonzosamente por el poder ejecutivo.
Ojala me equivoque pero este Carnaval no pinta bien.