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MICRO CICLOS INSULSOS Y ENGAÑOSOS

Nuevas caras de la selección Colombia

 

Esteban Jaramillo Osorio.

Hace cuatro años, asediados como estrellas de rock, optimistas, convencidos, sin miedo a la competencia, tratando de esquivar los acosos de la fama, los efectos negativos del dinero y los ataques del ego que, con el paso del tiempo, lograron dominarlos, se paseaban los futbolistas colombianos, antes del mundial de Rusia.

Eran, para muchos cronistas, favoritos para acercarse a las finales. Y, en parte, lo lograron, porque sin igualar la campaña de Brasil, accedieron a los octavos de final.

Pékerman, quien cocinaba sus planes en silencio, sin filtraciones, daba cabida a los rumores sobre el mundo interno del equipo principal. Muchas mentiras se decían.

Estaba en la cresta de la ola, el argentino. Era una garantía, pese a los acosos de un sector de la prensa, que siempre lo persiguió.

Piropeada estuvo la selección en todas partes. Eran otros tiempos.

En llamas, eliminada, enfrentó el ejercicio siguiente porque los elegidos poco se empeñaron en ganar y en gustar. Fueron decepcionantes sus actuaciones. Por un gol, no estamos en Catar.

Al comienzo de un nuevo proceso, que ilusiona por la irrupción en la nómina de la juventud, sorprenden los inoportunos microciclos del nuevo entrenador.

Irrespetan el campeonato que gana en las finales intensidad y se llena de emoción.

Afectan a los clubes y crean falsas expectativas a los jugadores invitados. Deslegitiman la competencia y crean desventajas competitivas.

No hay torneos de nivel al frente. El primer partido oficial será dentro de cinco meses. Solo un amistoso en enero, en la resaca del mundial, lo que poco significan para la puesta a punto del equipo nacional.

Varios de los convocados no son titulares en sus equipos, otros están en horas bajas, con limitada perspectiva de ser seleccionados, cuando la exigencia sea superior.

Se desconocen los verdaderos propósitos de Lorenzo quien parece afectó a la exposición. El trabajo se justifica con rendimiento y resultados, cuando llegue la competencia y no con encuentros insulsos que poco o nada pueden aportar.