El pueblo colombiano se pronunció por el cambio con la esperanza de buscar soluciones a los múltiples problemas ocasionados por los malos gobiernos.

Los colombianos votamos por la esperanza, contra la corrupción, el narcotráfico y todas las formas tramposas a la cual nos habían sometido una élite interesada en enriquecerse a costa de la miseria de los demás .

Colombia  derrota la abstención en un esfuerzo de acabar con la delincuencia que se había tomado el manejo del Estado.

Colombia votó contra el delito, contra la represión y contra la injusticia social.

Hoy el nuevo Gobierno debe atender las necesidades prioritarias de la gente que en alto número se debate en la miseria como consecuencia del accionar de los corruptos.

La responsabilidad es grande para el nuevo Gobierno en cabeza de Gustavo Petro Urrego como presidente de la República y Francia Márquez en su calidad de vicepresidenta de Colombia.

Al imponerse la política del cambio, es necesario que el nuevo Gobierno empiece a trabajar en la implementación de las medidas que permitan una justicia social con la martirizada población que viene sufriendo las repetitivas masacres de sus líderes sociales. La persecución de la juventud  y el abandono de los niños y adultos mayores.

El cambio debe ser un hecho. El pueblo fijó sus esperanzas en una nueva forma de Gobierno.

Colombia debe pasar lo más rápido posible esa página dolorosa de la historia que nos llevó a la muerte, corrupción, persecución y desplazamiento.

Colombia se la juega por la esperanza.