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Relato de un jurista: LA DESCABELLADA DE MARGARITA CABELLO

La Fundación Paz y Reconciliación había manifestado que Margarita Cabello era un riesgo para los derechos humanos, antes de asumir la procuraduría. 

 

Néstor Raúl Charrupí

Ex presidente Tribunal Superior de Popayán 

Margarita Cabello Blanco, funcionaria de altísimo nivel recién elegida, es Procuradora General de Colombia, es decir, es la cabeza disciplinaria de los empleados públicos salvo los que se sean elegidos por voto popular, ha decidido suspender del cargo de alcalde de la segunda ciudad de Colombia al señor Daniel Quintero.
Con todo, al no tener facultades legales para hacerlo acudió a su íntimo y particularísimo criterio: simplemente porque le dio la santa y voluntariosa gana.
El hecho motivador de tan temeraria medida se sustenta en un video donde aparece el susodicho alcalde Quintero manejando un vehículo y diciendo, además, que el cambio para su vehículo es en primera.
Esta «belleza» de funcionaria «Aladino» producto seguramente de la «alegría» caribeña y ligereza conceptual, aunado a la corrupción que impera en esa zona y además en gran parte del país, pudo encontrar «increíblemente» similitudes entre hechos literalmente mecánicos de todo automotor, como razón suficiente para proferir tan estrafalaria medida contra el mencionado alcalde Quintero.
Con este hecho no me queda la menor duda que a esta formación social llamada Colombia hay que hacerles refacciones políticas de fondo y de forma; en la vida cotidiana se presume que la procuraduría tiene la misma función de la sal para las comidas, condimento ideal para que no se dañen y las preserven.
Sin embargo, por motivos de corrupción y fundamentalmente clientelares, la procuraduría ha mutado en negativo, arguyendo una aparente ignorancia supina ha salido a desconocer normas y sentencias que ya hacen parte de nuestro bloque de constitucionalidad, como las referidas que no se pueden destituir o suspender a elegidos por voto popular, salvo previa decisión judicial.
No se como se debe solucionarse esta nueva enfermedad corrosiva de la procuraduría, pero la macrocefalia burocrática; con miles y miles de empleados, con cuantiosos y exorbitantes salarios pueden ser los síntomas de partida para el diagnóstico y posterior refacción de tal enfermedad.
Semejante despropósito tienen que corregirlo inicialmente los jueces así sea temporalmente vía tutela, pero la tentación de este monstruo burocrático llamado Procuraduría de meterle mano a la cosecha burocrática y «billete», que dan las alcaldías y gobernaciones sigue latente y hay que alejarle definitivamente ese tentador cáliz.
 Ejemplos a granel:  el más emblemático por su trascendencia generacional será el del General Zapateiro, con semejante falta disciplinaria y descarada llamada: intervención en política, ese si disciplinable por ella. Nos hace concluir que su objetivo no está para disciplinar nada importante, seguramente cree, y así es,  que este ente burocrático es un buen jubiladero, farolero, además muy buen blindaje político, y donde se pueden proteger amigos y simpatizantes.
Juristas de Colombia se preguntan en que quedó la investigación de la masacre de la cárcel Modelo, cuando Margarita Cabello, ocupó el ministerio de Justicia.