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Blanco y negro: SE NOS ENREDÓ LA BRÚJULA

Irene Vélez, ministra de Minas. 

Gabriel Ortiz

El efecto invernadero tiene enredado al país, a sus gobernantes, a sus dirigentes y a sus economistas; desorienta, golpea la economía y el desarrollo. El presidente Petro desde su campaña trazó la teoría de que las naciones debían poner punto final a las emisiones fósiles y empezar a cumplir con los compromisos adquiridos en los foros internacionales sobre la materia.

Expertos en estas materias escucharon con toda atención las teorías de Petro, se pronunciaron en pro y en contra, levantaron grandes polvaredas, a la espera claridad, porque estaba en juego la economía y la confianza de los inversionistas.

No había alcanzado a posesionarse y rescatar la espada de Bolívar, cuando la filósofa Irene Vélez, sacó desde su nueva «Louis Vuitton» marca U Valle, su programa petrolero: «no habrá más explotación de petróleo, carbón y gas. Es nuestro compromiso contra el cambio climático». Hasta el ministro Ocampo se congestionó y anunció que eso era «solo una posibilidad».

Todos los sectores se exacerbaron ya que, petróleo, gas y carbón aportan buena parte de los ingresos del país. El dólar estornudó y tomó la milla 5.000. Irritó a municipios, departamentos y otros sectores, el transporte anunció alzas y, en general, esta nación entró en crisis, semejante a la que ocasionó el fallido cese el fuego.

Vino luego el foro de Davos, y quién dijo miedo. Irene con sus hermosas candongas y tenis de colegiala, ingresó a un cerrado soliloquio para anunciar con arrogancia: «en Colombia no habrá nuevas minas de carbón a cielo abierto, ni contratos de exploración y explotación de petróleo y gas. Es nuestro compromiso contra el cambio climático». Solo un tímido aplauso, interrumpió el silencio sepulcral.

Petro, quien se enteró del anuncio en su vuelo Davos-París, quiso respaldarla sin mayor compromiso, explicando que se mantendrán los actuales 120 contratos que están firmados y 32 que están en suspenso por razones de orden público. Y eso fue todo.

A partir de entonces, ambientalistas y no ambientalistas, entraron en defensa de la exploración y explotación de petróleo, gas y carbón, hasta cuando los otros países productores hagan lo propio. «No podemos regalar los mercados a nuestros competidores en el mundo, sacrificando nuestros ingresos y nuestro desarrollo», dijeron los expertos. Los hidrocarburos representan el 4.5% del PIB y el 10% de nuestras exportaciones.

Se calcula que antes del 2055, no se habrá logrado reemplazar la energía fósil por una limpia. Por ello tendremos que seguir explorando, explotando y exportando petróleo, gas y carbón.

Colombia solo tiene ahora esos productos para 8 o 9 años, no como aparece en el informe de la ministra. No podemos condenar nuestras futuras generaciones a la indigencia y el atraso por actuar tercamente, sin planificación. Desenredamos la brújula y designamos un solo vocero energético.

BLANCO: Silverio Gómez, termina con brillo su misión de Procolombia en España. Su experiencia y sabiduría deben aprovecharse en otras áreas.

NEGRO: La mafia ciclística internacional, armó un gatuperio para sacar Nairo, que demostró no haberse dopado.

Ministra de Minas Irene Vélez en el Congreso de la República.