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BOCACHICO, MANÁ DE LOS RÍOS

Bocachico

 

 

Gerney Ríos González

«…El bocachico es astuto, como que sabe escribir, él sabe el día que llega y cuando debe partir, me pone alegre en enero, me deja triste en abril; cuando pase la subienda, me queda plata pa tienda, amanecer con pescado, para vender en el mercao…llegó el maná ribereño, el que consuma mi sueño, yo mando con mi atarraya…». La Subienda del compositor chocoano Senén Eduardo Palacios Córdoba e interpretada magistralmente por Gabriel Alonso Suárez Romero, más conocido como Gabriel «rumba» Romero, quien la inmortalizó.

Parece ser que éste pez de agua dulce es una especie única en Colombia, manjar exquisito en la mesa de todos los días, especialmente en las poblaciones ribereñas de los grandes ríos, Magdalena, Cauca, Amazonas, Meta, Atrato, Catatumbo, Sinú, San Jorge y otros situados en Caldas y Tolima, La miel, Gualí, Sabandija, Lagunilla, Bledo, Venadillo, Coello y Saldaña.

Empero, también surte aguas al sur de Indoamérica otro espécimen que llaman argentinos y uruguayos «bocachico” y que realmente es un sábalo de exportación de sabor sabroso. Se sabe que en los ríos sureños americanos existe esta especie, distinta a la nuestra, y con sapidez diferente tras su sazón. Aquí reina el bocachico de nombre científico «Prochilodus Magdalenae» de la clase «actinopterygii», perteneciente a la familia «prochilodontidae» y es propio de torrentes, lagunas y quebradas que cruzan el territorio de sur a norte, de oriente a occidente en el mapamundi hídrico tricolor.

En Colombia, los pescadores ganan buena vida capturando el bocachico, con un tamaño promedio de 40 cm de longitud, pequeña cavidad bucal carnosa, de color entre plateado del vientre y gris azulado. En su conservación, se han preparado los científicos buscando que la especie sea eficiente, con buena nutrición, como se debe hacer si en el futuro el bocachico sobrevive, pues sabido es que los cuerpos de agua en los que «viven» están afectados y vulnerados por la acción depredadora del hombre.

Investigadores paraguayos, chinos y colombianos, han puesto su atención a éste pez y en cuatro años «sacaron» su genoma para conservarlo, que no se extinga la especie única y mejore la calidad de su carne exquisita, rica en proteínas, con gran contenido de valores proteico, nutritivo y 222 calorías; en su grasa abundan los ácidos poliinsaturados, sobresaliendo el omega 3, que previenen las enfermedades cardiovasculares, reduce el riesgo de sufrir un infarto, reduce los triglicéridos y el colesterol.

Cifras oficiales indican que, en la dieta colombiana, más de un millón quinientas mil personas consumen bocachico y cerca de ciento cincuenta mil pescadores devengan su existencia de la venta de este singular producto de los ríos, que en época de aguas altas habita en las ciénagas, alimentándose del detritus proveniente de la descomposición de materia orgánica de la vegetación acuática, aumentando en tamaño y peso.

Con el inicio del periodo de aguas bajas, abandona las ciénagas y remonta torrentes, afluentes, corrientes en una migración masiva, conocida como la subienda. Al llegar las lluvias, el bocachico retorna a los humedales, estos de importancia ambiental donde se controlan las inundaciones al estancar grandes cantidades de agua, regula los caudales de los ríos, retiene los sedimentos al potencializar procesos de decantación y purifica el agua. La casa del pescado está entre los 1.000 msnm y la altura del mar.

Los científicos inmersos en la tarea de preservar esta especie endémica en el país, buscan alimentarla mejor en los ya infestados ríos de la patria; aumentar su reproducción, que sea resistente a enfermedades y que sobrevivan al enrarecido ambiente del cambio climático mundial.

El genoma bocachico permitirá a los expertos conocer más a fondo su ciclo migratorio, cómo lo afecta la carga hormonal en su hábitat, asuntos que parecen lesionar su reproducción; y algo más, el genoma brindará un análisis de su metabolismo, que son sus alimentos, microorganismos que le permiten multiplicarse.

La «bocachica» o bocachico hembra puede poner tres mil a cuatro mil huevos; pero la mortalidad es alta en la especie: desaparecen de cuatro mil huevos, unos 3.500. Estos son las cifras conocidas y divulgadas por Jonny Yepes, científico que aisló el genoma bocachico y que trabaja para Isagén.

El bocachico tiene en las aguas a sus enemigos: bagres, doradas, blanquillos y el hombre, si no conserva esta especie con cuidado. Un recordatorio. Comunidades humanas en Colombia, antes de Cristo, ya se alimentaban en las riberas de los ríos, con bocachico. Ya se habla de un banco genético de peces para sortear los fenómenos que nos traerá el cambio de alimentación, por lo que atañe a Colombia.