Opinión, TOP

DESDE MI BELLA COLINA ILUMINADA

El nevado del Ruiz del parque nacional natural Los Nevados visto desde Manizales 

 

 

Esteban Jaramillo Osorio

Después de las fiestas, el retorno a la normalidad.

Resaca de trasnochos y parrandas, vacío de vacancia, con la obligación laboral.

Atrás quedaron el sosiego del campo, los bullicios de ferias, los homenajes a Pelé, quien ganó por goleada el pulso a mejor del mundo en la estéril polémica que discute siempre quien fue más destacado.

El fin de año, el mejor pretexto para la alegría genuina en familia, con reencuentros sentidos, con libertad para comer sin límite y rumbear hasta los villancicos.

Qué movida y nostálgica la música de diciembre.

Mejora la salud de Juan Gossain, a cuenta gotas. Donde hay vida hay esperanza. ¡Gracias Dios!

El ruido del fútbol lo produce la justa, pero fatigante y empalagosa celebración argentina del título mundial, que ya tiene rechazos y contradictores, por la costumbre de convertir a cada futbolista en un dios.

La influencia en el mercado del fútbol con Ronaldo como protagonista, forrado en dinero, pero en rivalidad con su enemigo más temible, los años y el retiro. Su peor obstáculo es su edad.

En Colombia el ir y venir de futbolistas pasados de años. Golpes de opinión o soluciones de emergencia para un torneo geriátrico, que, pese a todo, despierta interés.

Mentiras con anuncios de fichajes de los pregoneros de la chiva sin confirmación. Tantos falsos positivos como engaño para los hinchas expectantes e ilusionados, con placer efímero, porque los futbolistas se mueven bajo la influencia del dólar…No tienen sentimientos.

Aquí estoy con «el guayabo» por el fin de la Feria de Manizales, a pesar de mi abstinencia de licor.

¡Qué fiesta!  Aguardiente, ron y rumba para para todo el mundo, largos peregrinajes por sus calles empinadas, soleadas jornadas deportivas (los carritos de madera son de exportación), artistas famosos encantando en las tarimas (qué gran Show el de Charlie Cardona), caballos de paso, con noches largas, espléndidas, de trovadores y cantautores reconocidos, toros con indultos, reinas, tangas y tangos, cultura y folklore.

Qué bella mi colina animada, rebosante e iluminada, con el calor humano de sus gentes que contrarresta las gélidas temperaturas, con sus amaneceres de paraíso y tardes y noches con brillo y embrujo, algo que por estos lados es natural.

Lástima, tengo que partir.