Opinión, TOP

«El Panóptico»: UN GOBIERNO PARA EL CAMBIO O LA CONTINUIDAD.

Capitolio Nacional 

 

 

Jhonny Alexis Lizcano L. 

Al margen de nuestra afinidad política, creencia ideológica, filosófica o sencillamente dogmática. El transcurrir de los primeros siete meses del gobierno Petro, se ha caracterizado por hacer posible lo imposible. Es decir, un gobierno para el cambio y no para la continuidad.

Vasta con revisar su gestión pública y los indicadores de gobernabilidad a la fecha, los cuales se fundamentan estrictamente de su propuesta política de campaña. Un aspecto no menor, pues ningún gobernante colombiano en calidad de Presidente de la República en los últimos 30 años, había logrado en tan poco tiempo materializar su propuesta política.

El primero y más significativo representado en las urnas, fue el giro que tomó el Congreso de la República en el 2022 con la ampliación de curules para las expresiones de izquierda y los movimientos alternativos en el territorio nacional; como el Pacto Histórico, la coalición de izquierda integrada por Colombia Humana, la Unión Patriótica, el Polo Democrático Alternativo y el Movimiento Alternativo Indígena y Social (MAIS). Quienes superaron su accionar representativo al interior del órgano legislativo frente a los partidos políticos tradicionales.

Sumado a lo anterior y desde el primer día de su posesión, se emprendió una cascada progresiva de reformas sustanciales que han generado conmoción en la clase dirigente, en el sector financiero y económico del país. Así como en los partidos de oposición, los cuales durante décadas han sido el vehículo o móvil estratégico para perpetuar la inequidad, la desigualdad social y la pauperización económica de la población colombiana.

Ahora al actual gobierno se le pide desde el ´radicalismo extremo´, acabar con la corrupción, el clientelismo, la burocracia, el narcotráfico y la violencia estructural; que ha campeado a la nación durante 200 años.

Mientras el debate aflora con un tinte de perfidia e intransigencia, las principales reformas siguen su tránsito legal como: la Tributaria, de Salud y Laboral. Exigiendo del sector gremial y empresarial colombiano, un trato más equitativo y garantista a los trabajadores. Así como el respeto a los derechos fundamentales consagrados en la Constitución Política de Colombia, como lo son la salud subsidiada y el derecho a un trabajo digno y bien remunerado.

Es posible y lo más seguro es que en cuatro años no se logré la denominada Paz Total o el cambio esperado y anhelado. Pero lo que si no se puede desconocer es la voluntad del actual Presidente Petro, de cambiar o modificar la continuidad política del país.

Un ejemplo para considerar, es la incautación de 30 toneladas de cocaína durante su actual gobierno, o el esfuerzo por someter a la justicia tanto al narcotráfico como al mismo Clan del Golfo. O la activación del proceso de paz con otros a actores armados como el ELN.

Además de la repartición de tierras a los desplazados en zonas de conflicto, así como la investigación judicial y penal de políticos corruptos en cargos públicos. Incluso la  investigación emprendida para conocer la desaparición de 8.000 predios incautados a la mafia que no fueron inventariados por la SAE y que ahora el ejecutivo indaga exhaustivamente. Son simplemente acciones reciprocas, que pretenden desacomodar a un Estado antagónicamente cómplice de una violencia sistemática y estructural.