Opinión, TOP

SEMOVIENTES FANATICOS ENARDECIDOS.

 

Fanatismos simpatías ideológicas e indultos de conductas punibles en Colombia.

 

 

Víctor Hugo Lucero Carmona

Quisiera exponer e invitar a la reflexión y debate de un contexto en el que hoy por hoy nuestro país es un ejemplo irrefutable de una problemática de nivel sociopolítico, pero también sociocultural, que tiene que ver con variados ámbitos del núcleo social colombiano y sus esferas del poder público.

Lastimosamente, hemos llegado a un punto de polarización política y a unos niveles solo comparables con la «guerra de los mil días» y la época en general de la violencia en nuestro país; dicho fenómeno ha llegado a punto tal de incluso indultar conductas punibles tipificadas en el código penal por simpatías o identificaciones ideológicas o populares «acuerdos» en donde en nombre de la paz se entrega porciones de poder y beneficios económicos y judiciales a sectores violentos de nuestro país que se abanderan de los derechos humanos que ellos mismos le han quebrantado a personas humildes honestas y trabajadoras.

Lo anterior es supremamente nocivo para la salud de la república y su ordenamiento jurídico; es un «quiste cancerígeno» que solo puede ser extirpado respetando la objetividad de la ley penal de nuestro país sin pretender dar exagerados beneficios al extremo victimario.

Los altos tribunales, ministerios y entidades públicas en general todas las ramas del poder público, se posicionan hoy por hoy en una coyuntura compleja por parte personas inescrupulosas y fanáticas que hoy ostentan puestos de poder público o de nivel político por no decir mejor politiquero y; algunos sectores de juventudes extremistas totalitarias que por medio de la violencia y la intimidación amenazan con contaminar el buen ejercicio de la administración pública con todo tipo de comportamientos arbitrarios, violadores de derechos humanos y evidentemente criminales, variedad de dignatarios y funcionarios contaminados por el fanatismo enfermizo y por la ebriedad del «nuevo en el poder» o del viejo corrupto que sin importar color político, se asienta en el poder para beneficio propio.

Estos personajes dentro de los que se encuentran politiqueros, algunos gremios educativos adoctrinados y células violentas   extremistas que son pagadas para fomentar desmanes y violencia   y/o funcionarios públicos que no respetan la objetividad ni el ordenamiento jurídico y que evidentemente no son todos o todas; no pueden compararse más que con   «Semovientes fanatizados»… dicho término desde la figura jurídica que representa, lo relaciono analógicamente con el ganado que al carecer del elemento racional, pero también de cualquier viso de maldad o sevicia a comparación del «semoviente» al que me refiero; solo pernocta siguiendo las «instrucciones» de mando de la persona que como se dice coloquialmente los «arrea» con cánticos, himnos o banderas para que dichos grupos sectarios se enardezcan en odio e intolerancia y es que el totalitarismo llega a insultar la objetividad de cualquier aparato estatal saludable y democracia que se respete.

Tal y como lo vivió en su época nuestro querido humorista y periodista Jaime Garzón, hoy por hoy somos testigos de persecuciones enfermas por parte de estos agentes «semovientes fanatizados» a la ciudadanía o servidores públicos que no son partidarios  de sus practicas totalitaristas; dichas persecuciones muchas veces rozan con elementos criminales tales como las tentativas de homicidio, lesiones personales, homicidios y constreñimientos por corrupción pública, injurias, calumnias, difamaciones, injerencias extranjeras ilegales, sesiones de tortura etc. con el propósito de destruir al que piense y diga distinto o para señalar de  conductas punibles que  no han cometido.

En estos lamentables y agitados momentos por los que atraviesa nuestro país cito e invito a reflexionar en la frase autoría del humorista Jaime Garzón: «nadie podrá llevar por encima de su corazón a nadie ni hacerle mal en su persona, aunque piense o diga diferente».

Que diferente sería nuestra nación hoy por hoy y la sociedad colombiana en general, si aplicáramos tan sabia frase para con nuestros semejantes.

Es válido señalar que la «semoviencia política» no es cuestión de derecha, izquierda o centro si no, por el contrario, la tergiversación de la objetividad en el ejercicio público o en la convivencia ciudadana por factores como la ignorancia, fanatismo y el adoctrinamiento que tanta destrucción ha traído al mundo entero.

Con un mínimo de sentido común podemos remitirnos a sucesos históricos   lamentables como la dictadura de Mussolini en Italia, donde nace el fascismo y los vejámenes presentados en la II guerra mundial, en la Alemania de Adolf Hitler contra el ejército aliado, otro ejemplo es el presentado con Stalin en Rusia, Cuba y Venezuela solo por citar algunos.

, otro ejemplo es el presentado con Stalin en Rusia, Cuba y Venezuela solo por citar algunos ejemplos.

Todos los sucesos históricos citados anteriormente han tenido un común denominador y es ese «fanatismo semoviente» que permea todas las ramas del poder público y fomenta grupos sectarios de violentos en lo rural como en nuestras ciudades.

No todo es un panorama desalentador, todavía hay muchas personas dispuestas a luchar e incluso dar la vida para que nuestra sociedad no se convierta en una futura dictadura y que sea un escenario de tolerancia, respeto y justicia verdadera para nuestros hijos y nuestros nietos.