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Crónica de Gardeazábal: LA CENIZA Y SAN VALENTÍN

San Valentín

 

 

Gustavo Álvarez Gardeazábal

El Porce

Desde hace 79 años, desde 1945 el año en que yo nací, no coincidían el Miércoles de Ceniza  y el día de San Valentín. De la vieja tradición católica ,simbólica, decretada por Trento o por Nicea, es poco lo que resta.

Del día del amor y la amistad hay un fenómeno de masas que mayúsculamente se ha impuesto sin ningún truco de mercadotecnia. Hoy día los católicos del viejo culto acudirán a ponerse la cruz con ceniza en la frente. Para muchos, en estas épocas de descreimiento, es la oportunidad de demostrar su persistencia en la fe católica, así no la practiquen.

Pero lo que se está celebrando en la mayoría de los países del mundo, manoseados en algún momento de su pasado por la cultura europea, es el día de San Valentín.

En Colombia, donde cambiamos con los traquetos y los comandantes Paraíso la moral del pecado por la moral del dinero, el rito de la ceniza es cada vez más minoritario pero el de San Valentín es motivo de regocijo para los que han ido aprendiendo a celebrarlo y mucho más a los miles o millones que hoy venden de manera desproporcionada los productos de sus sudores, ya sean  flores o chucherías.

Todavía celebramos en septiembre el día del amor y la amistad impuesto por Fenalco en la época que la federación de comerciantes era gloriosa, pero ante San Valentín, la fiesta comercial ha perdido efecto.

El día de San Valentín lo celebran desde el siglo tercero de la era cristiana. La  cruz de ceniza en la frente  casi que también. El uno ha copado el vértigo cultural.

El otro ha perdido tanto como la iglesia católica, encargada de mantener viva la tradición. Pero así es la vida y así son los cambios en sus considerandos.

Hacemos cada vez más parte del recuerdo que del futuro porque el pasado ni se cambia ni se remoza y los descubrimientos modernos han acabado con las verdades en que creíamos porque resultaron ser invenciones de incultos y ,así y todo,no hemos podido adivinar el mañana.