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EL FANTASMA

Beyoncé

Gracias a la visión de don Alfredo Díez y de sus hermanos nació en Codiscos, el sello Costeño, con el cual se recopilaba todo el sabor musical de la costa Atlántica.

Debían ir hasta las veredas y los pueblos, escuchar de primera mano las inspiraciones y los cantos y luego trasladarlos hasta Medellín para que dejaran impresos esos trabajos.

Era toda una logística que contemplaba los viajes –con peripecias de transporte—hospedaje y alimentación. Llegaban con muchas ilusiones, pero una cosa es cantar en el campo abierto y otra encerrado en una cabina donde les pueden decir una y otra vez, vuelva a tocar o cantar otra vez porque le faltó fuerza o afinación.

Era el comienzo de la profesionalización de la música en Colombia. Corrían los años sesenta y aún no se disponía de la técnica ni de la tecnología ideal.

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Si bien es cierto en la región del Magdalena Grande –Magdalena, La Guajira, Atlántico y Cesar—los juglares llevaban sus canciones de acá y allá acompañados de guitarras, guacharacas y voces, les llegaba también el acordeón que acoplaron a sus melodías.

El repertorio de canciones crecía a diario y el movimiento de historias iba y venían. Luego de varios acuerdos políticos, determinaron dividir el Magdalena Grande y crearon el departamento del Cesar y fue nombrado al líder liberal Alfonso López Michelsen como el primer gobernador.

El nobel Gabriel García Márquez en 1963 reunió a muchos de esos juglares para «ponerse al día en los sucesos musicales» de los últimos 13 años y encomendó al compositor Rafael Escalona que hiciera esa tarea. Al mismo tiempo, el escritor, invitó a Gloria Pachón para que cubriera para El Tiempo la reunión.

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La comunicadora tituló su trabajo como el Gran Festival Vallenato. Tema que años después, en 1968, Alfonso López Michelsen, con Rafael Escalona y Consuelo Araújo Noguera concretara en el Festival de la Leyenda Vallenata.

Mientras tanto, en Medellín don Alfredo seguía escuchando, analizando y grabando canciones. Llamó a uno de los más virtuosos para que grabara en sus estudios como solista y que seleccionara unos temas románticos. Alfredo Gutiérrez aceptó la invitación y grabó 12 canciones que se convirtieron en un éxito nacional.

Alfredo Gutiérrez se convirtió en un ídolo nacional y las ventanas del comercio internacional, empezando por Venezuela, Panamá, México y luego Estados Unidos, Ecuador y otras latitudes quedaron abiertas para nuevos trabajos.

Nació así un movimiento artístico nacional. Alfredo con su estilo particular de tocar el acordeón, de cantar y de seleccionar canciones, además de sus propias creaciones, dejó una huella imborrable en la memoria de los colombianos.

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Se armó en Codiscos todo un equipo profesional en la música, la promoción, Arte y Repertorio y ventas internacionales.

Decenas de artistas llegaron a Codiscos. Los mejores. Binomio de Oro, Omar Geles, Los Diablitos, Miguel Morales, Jean Carlos Centeno, Patricia Teherán, Jorge Celedón… llenaron catálogos de éxitos que se dieron a conocer mundialmente.

Codiscos comenzó a ser fundamental para el Festival de la Leyenda Vallenata y otros certámenes como El Carnaval de Barranquilla, El Festival cuna de Acordeones donde los productores debían ir a escuchar nuevas canciones, buscar nuevos talentos, conversar, mejorar…

Cuántos viajes hicieron Rafael Mejía, Fernando López y Álvaro Picón, entre otros, para crear esta historia que apenas comienza.