Opinión, TOP

LOS 80 AÑOS DE LA ONU Y EL FUTURO HUMANO

80 años de la aprobación de la Carta de las Naciones Unidas

 

Ricaurte Losada Valderrama

Se acaban de cumplir -el 26 de junio-, 80 años de la aprobación de la Carta de las Naciones Unidas, hecho transcendente que dio origen a la organización multilateral más importante que ha creado el ser humano y cuya necesidad de ampliación en funciones y en poder es irreversible.

Por ahora destaco que entre sus logros más importantes la ONU cumplió la tarea de impulsar el proceso de descolonización; que el Consejo de Seguridad ha frenado procesos complejos y apoyado a países para superar sus conflictos, entre los que está el acuerdo de Colombia con las FARC; el avance en derechos con la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que agregó a los derechos civiles y políticos de la Revolución Francesa, los económicos, sociales y culturales.

Además, la Corte Internacional de Justicia -su órgano judicial principal-, abrió el camino para la instauración de sistemas de justicia como el Interamericano, cuya base y sustento principal es la Convención Americana sobre Derechos Humanos de 1969, a través de la cual, entre otros importantes avances en materia de promoción, defensa y protección de los derechos, dio origen a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y a la Corte del mismo género.

Asimismo, con la Carta nacieron tratados tan importantes como el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos en 1966, con el cual estos derechos fueron objeto de un pacto específico.

Los seres humanos le debemos a la ONU muchos logros y, por lo tanto, un inmenso reconocimiento y especialmente el compromiso de seguirla apoyando para encarar los grandes desafíos que el mundo enfrenta hoy: serias amenazas a la paz, violaciones significativas de los derechos humanos, considerables desigualdades económicas y sociales y el fuerte deterioro de los ecosistemas.

Y como las instituciones son producto de las coyunturas que las generan y la ONU lo fue de las secuelas de la Segunda Guerra Mundial y, por ello, su objetivo central es la paz y la seguridad internacionales, tan difíciles de conseguir, en razón a la desgracia que hay que reconocer de que lo natural en el ser humano es la confrontación y la guerra, que por supuesto se tienen que combatir, se hace indispensable darle poderes más efectivos, no solo para que sea capaz más efectivamente de ayudar a mantener la paz y la seguridad internacionales, sino para hacerle frente a tantos y complejos problemas comunes de la humanidad, entre los cuales apenas he citado unos a manera de ejemplo.

Pero, además, como toda institución emana del ejercicio de poder y el poder efectivo de cada uno de los Estados es distinto al que existía en 1945, cuando nació la ONU, entre otras modificaciones de fondo, se impone consagrar la igualdad de los Estados en ella, en razón a que ahora está establecida de manera ficticia, pues ésta no puede darse mientras subsistan los miembros permanentes en el Consejo de Seguridad con derecho a veto.

Entonces, frente a los inmensos desafíos humanos, que hay que encarar, se impone su reestructuración a fondo, a efecto de que no vaya a pasar lo ocurrido con la Sociedad de Naciones que desapareció por no haber sido capaz de evitar la Segunda Guerra.