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Semana Santa en Filipinas: ENTRE LA FE EXTREMA Y LA CONTROVERSIA DE LA FLAGELACIÓN EN VIVO

Semana Santa en vivo en Filipinas. 

En medio del fervor religioso que embarga a la nación católica de Filipinas durante la Semana Santa, una práctica ancestral y controvertida continúa atrayendo la atención mundial: la flagelación pública. Ayer martes 15 de abril de 2025, en varias provincias al norte de Manila, incluyendo Pampanga y Bulacan, se han reportado escenas impactantes de penitentes azotándose la espalda hasta sangrar como un acto de fe y expiación.

Hombres, y en menor medida algunas mujeres, conocidos localmente como «magdarame» (penitentes), caminan descalzos por las calles bajo el intenso sol filipino, golpeando sus espaldas repetidamente con látigos hechos de bambú y trozos de vidrio afilado. La sangre brota y empapa sus ropas, mientras otros cargan pesadas cruces de madera, reviviendo simbólicamente el sufrimiento de Jesucristo en su camino al Calvario.

Esta tradición, profundamente arraigada en algunas comunidades filipinas, se considera una forma de purgar los pecados, cumplir votos religiosos o agradecer por favores recibidos. Muchos de los penitentes creen que a través del dolor físico, pueden acercarse más a Dios y compartir el sufrimiento de Cristo.

«Lo hago como una promesa a Dios por la salud de mi familia», explica un penitente en la localidad de San Juan, Pampanga, con la espalda visiblemente lacerada. «Mientras mi cuerpo pueda soportarlo, seguiré haciéndolo».

Sin embargo, esta manifestación extrema de fe no está exenta de controversia. La Iglesia Católica en Filipinas ha expresado en repetidas ocasiones su desaprobación hacia estas prácticas, argumentando que la verdadera penitencia reside en la oración, la reflexión y las buenas obras, más que en el derramamiento de sangre. Las autoridades sanitarias también advierten sobre los riesgos de infecciones y lesiones asociados con la flagelación.

A pesar de las críticas y los llamados a detener estas prácticas, la tradición persiste, atrayendo a multitudes de espectadores, tanto locales como turistas, que presencia con asombro y a veces con incomodidad estos actos de devoción extrema.

En algunas localidades, el Viernes Santo alcanza su punto álgido con representaciones de la crucifixión, donde algunos penitentes son clavados brevemente a cruces de madera. Estas recreaciones dramáticas, aunque condenadas por la Iglesia, se han convertido en un punto focal de la Semana Santa filipina para muchos.

Mientras Filipinas continúa conmemorando la Pasión de Cristo, la flagelación en vivo sigue siendo un testimonio de la ferviente fe de algunos de sus creyentes, un espectáculo impactante que plantea interrogantes sobre los límites de la devoción y la interpretación personal del sacrificio religioso. La Semana Santa en Filipinas, marcada por esta mezcla de profunda fe y prácticas extremas, continúa siendo una experiencia única y sobrecogedora para quienes la presencian.

Autoflagelantes de la Iglesia de Santo Domingo en Filipinas