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CHAPARRAL TIERRA DE TALENTOS:EL MAESTRO ECHANDÍA, PROHOMBRE DEL SIGLO XX

Chaparral municipio de origen de Darío Echandía

 

 

 

 

 

 

 

Gerney Ríos González

Miembro Academia Hispanoamericana de Ciencias y Letras

Especial para Primicia

 

Al maestro Darío Echandía Olaya lo conocí en 1968 cuando visitó  en su calidad de Ministro de Justicia a Armero – Tolima, cursaba la primaria en el colegio San Pio X. Le pregunté maestro, cuente una y me respondió: “usted niño tiene dos, tome atenta nota”.

 Darío Echandía uno de los hombres más ilustres de la historia política de Colombia

“¿El Poder para qué? Fue la tajante respuesta del maestro Echandía, jefe único del partido liberal a un grupo de jefes gaitanistas que le ofrecieron el gobierno el día siguiente al nueve de abril de 1948, fecha en la que fue asesinado el caudillo Jorge Eliecer Gaitán.

Son miles las anécdotas que rodean la memoria de Darío Echandía Olaya, el máximo jurista colombiano, el más brillante político nacional del siglo XX, el político más sagaz que recuerde la historia de una época de violencia partidista, que le costó a Colombia entonces 500 mil muertos y la tierra agrícola arrasada y abandonada.

No se sabe si deliberadamente, que el maestro Echandía es el más ilustre hijo de esa próspera y agradable población de Chaparral, que también es cuna de brillantes personalidades de la política, la literatura y las artes.

Darío Echandía nació allí el 13 de octubre de 1897, tres años antes de concluir el siglo XIX. Lo recuerdan como un hombre sencillo, muy dado a la meditación. Simplemente le decían “Darío” o Maestro, niños, adultos, mujeres, ancianos, en su tierra natal de godos y liberales.

En el bachillerato, Echandía Olaya sacaba la nota de cinco en todas las materias. Se graduó con todos los honores en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, estudió Derecho. Cuando Alfonso López Pumarejo presidente en 1934 lo designó Ministro de Gobierno, saltaron los enemigos de Echandía: “Cómo es posible nombrar un tomatrago, tan perezoso que solo tiene el mérito de haber sido juez de circuito”, dijeron. López replicó: “Echandía será perezoso para todo menos para pensar”.  Fue su consagración política. Se le considera uno de los principales ideólogos del liberalismo colombiano. Su tesis dio para una reforma. En el congreso presentó un proyecto que originó la ley 200 de Tierras, primer gran cambio en la Revolución en Marcha del Presidente López Pumarejo, también ilustre tolimense de filosofía de Echandía se resume en cortas frases que son historia nacional, tanto en  la vida cotidiana como en la política.

El maestro fue cuatro veces Presidente de Colombia. La primera vez asumió el poder -era designado-, el 16 de noviembre de 1943 al 16 de mayo de 1944. Remplaza a López Pumarejo quien viaja a Estados Unidos por enfermedad de su señora María Michelsen. Dos veces fue su remplazo legal. “Este es un país de cafres”. Es tal vez su más contundente verdad acerca de Colombia. La respuesta fue dada en un reportaje luego del frustrado golpe de Estado en Pasto contra López Pumarejo, y Echandía era ministro de Gobierno. Se le preguntó en la radio: “¿Cuál cree que sea el verdadero problema del país?”

Por la Radiodifusora Nacional el ministro Echandía explicó: “Por insinuación del Presidente Alfonso López, quiero públicamente pedir excusas a todos los cafres de este país por haberlos llamado así, cafres, y no me refiero a los del África”.

En 1960 el maestro Echandía fue encargado de la Presidencia durante una ausencia del titular Alberto Lleras Camargo. En 1967 remplazó al Presidente Carlos Lleras Restrepo. Colombia para entonces tenía 21 millones de habitantes. Narraba Gabriel Gutiérrez Macías, periodista fallecido en Mosquera el 11 de febrero 2012, quien trabajó como redactor político de El Tiempo, que en abril de 1975 al cumplirse 25 años del asesinato de Jorge Eliecer Gaitán su director, Enrique Santos, le encomendó un reportaje con Darío Echandía, figura importante en los sucesos del 9 de abril de 1948. Lo encontró en un hotel de Chicoral Tolima. Lo conocía y se disgusto el maestro al ver al periodista. Le dijo: “¿y qué quiere que le hable de la muerte de Gaitán?  Pues a Gaitán no lo mataron los godos sino un loco!…” almorzó Echandía se reconcilió con Gutiérrez Macías, envió por una botella  de whisky que tenia a la pata de la cama en su cuarto de hotel y bebiendo juntos, le concedió la entrevista para El Tiempo.

Son certeras y agudas sus respuestas en una interminable serie de anécdotas. Siendo juez en Ambalema, José Antonio Caicedo también juez le jugó una broma a Echandía: Lo dejó bajo llave en el cuarto de hotel que compartían. Solo llegó al siguiente día. “¿Cómo le pareció la marranada que le hice Darío?” “¿Cuál marranada?” contestó Echandía sin inmutarse.

Una serie de anécdotas, de respuestas filosóficas, oportunas, describen muy bien el temperamento espiritual e intelectual del maestro Darío Echandía. Esta es una pequeña muestra de su ingenio que ha pasado a la posteridad:

  • Entre sus más naturales expresiones se recuerda la forma oral con la que explicaba sus ideas. Exclamaba “¡Santa Brígida, válgame Cristo mi padre,  líbrame de estos pecados!” su saludo, a cualquiera era ¡Hola!
  • En el senado el ministro de Gobierno, Echandía, fue interpelado por el congresista Darío Botero Salazar: “Repita lo que dice porque no se le entiende”. El maestro contestó: “Si el hombre piensa como come, usted senador Botero Isaza, como es de Sonsón y allá solo se come maíz, usted piensa como gallina y tiene dificultad para entender lo obvio”. (Risas)

En Ibagué se levantó la plaza Darío  Echandia en homenaje a este tolimense ilustre

 

Con lógica, con sobrada claridad, Echandía exponía sus categóricos argumentos. Se le calificó de magistral en sus múltiples intervenciones en el congreso, en el foro jurídico, en la tribuna. Eran filosóficos sus razonamientos.

  • Alargaba las vocales. Se le oía decir ¡ooopiiita! En ocasiones fue una trituradora verbal con sus interlocutores.
  • Darío Echandía Olaya casó con doña Emilia Arciniegas. Alfonso López Michelsen relató esta anécdota: el presidente López Pumarejo lo llamó de urgencia para tratar un “asunto de Estado”. El mandatario se hallaba descansando en su hacienda Las Monjas, en La Esperanza. Echandía estaba enamorado de Emilia pero temía declararle su amor. El maestro viajó en autoferro. En la piscina de la casa estaba el presidente, la primera dama y Emilia.

“¿Si están enamorados, porqué no se casan?”- dijo López

-“Porque no hay cura”-, respondió el maestro.

“Lo tenemos, es el padre Muñoz”, -acoto el presidente. Los casaron. Emilia durmió esa noche de bodas en el cuarto de hotel de Echandía. En Chaparral la novia de juventud del doctor Darío, Carmenza Rocha quedó perpleja… y solterona por siempre. “Mamá Carmenza” fue representante a la cámara.

  • Darío Echandía fue embajador ante el vaticano en 1937. En Bogotá, las “godas” rechazaron el nombramiento: “No hay derecho a que este masón que es el Satanás de Chaparral sea el representante de Colombia que es católica ante el Papa. Es capaz de envenenar a su santidad”.